como ceñida sin tiempo.
Porque espera que un latido retumbe en el viento.
Las promesas son fantasmas dulces,
testigos llorosos, que flotan cuando las palabras mienten.
De madera y plumas son mis brazos
que entretejen tu cintura para escuchar tu canto.
Pétalos y locura endulzan la amargura de las heridas en llanto.
Y el contorno desfigura los rieles,
de los árboles que chorrean mieles.